Modelo matemático revela que sistema sanitario de México estará rebasado entre mayo y junio


Con una modelación SIR, el matemático Ruiz Llamas estima que en México un 12 por ciento de la población se contagiará del virus SARS-CoV-2 y que la epidemia de Covid-19 terminará a inicios de febrero de 2021. También expone tres escenarios posibles; en todos, el sistema sanitario se verá rebasado entre mayo y junio, pero en el primero –similar al de China– la saturación hospitalaria duraría menos días y habrían menos casos graves (7 mil 366 en total)

Evaluar y medir el fenómeno de la difusión de la infección del coronavirus SARS-CoV-2 para su mejor gestión (algo que resulta de suma urgencia), se torna extremadamente difícil: es un fenómeno altamente complejo, en donde diversas variables que lo forman son de naturaleza estocástica [1]: en algunas regiones pueden ser muy estables pero en otras se presentan altamente inestables; las variables que conforman el sistema son de tipo no lineal (modelo caracterizado por un sistema de ecuaciones diferenciales de tipo reacción-difusión o el modelo SIR): es un fenómeno en donde el comportamiento colectivo de agentes con información asimétrica y racionalidad limitada conforman un sistema sensiblemente caótico difícil de evaluar en una situación de emergencia.
Otro factor que interviene es el sistema organizacional de la movilidad (el grado de la actividad), en gran parte determinada por el sistema transporte que en situaciones particulares puede ser una variable instrumental. Otra problemática que se agrega está en el campo, es decir, las maneras con las que se hacen las mediciones con diversos instrumentos (test rápidos, con diversas especificaciones y criterios, test que diagnostican el anticuerpo y otros que diagnostican la presencia del virus), la escasez de datos y las dificultades para muestrear de manera sistemática con criterios homogéneos. Todos estos elementos dificultan diseñar modelos y estrategias para la gestión con mayor precisión.

Condiciones de la infraestructura sanitaria mexicana

Hagamos números: de acuerdo con Ruy López Ridaura, director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), México cuenta con una infraestructura sanitaria con 120 mil 435 camas para emergencias (éstas se podrán utilizar para personas con necesidad de hospitalización sin terapia intensiva), 2 mil 53 ventiladores pulmonares (en proceso de adquirir 3 mil más).
El número de ventiladores mecánicos, las mascarillas e indumentaria para seguridad individual  de quienes atienden a las personas infectadas serán claves para combatir la enfermedad Covid-19. La escasez dispositivos de protección personal y el equipo médico podrán determinar a qué tipo de escenario nos podremos enfrentar.
Otros datos de la infraestructura con la que se cuenta en México son: 1 mil 553 camas de cuidados intensivos (Italia tiene 5 mil 200 y Alemania, 38 mil); 952 camas de terapia intermedia; 82 mil 892 consultorios en 33 mil 119 unidades (distribuidos en la República) incluidos centros privados; 61 consultorios de infectología (no se menciona su equipamiento: su función será de acuerdo con la estrategia adoptada al monitorear la intensidad y velocidad del flujo epidémico); 643 salas de choque; 1 mil consultorios en el área de urgencias.


La estrategia a la mexicana para gestionar la emergencia sanitaria

Se pueden distinguir diversas estrategias instrumentadas para gestionar la crisis sanitaria. México se aparta de los países que decidieron seguir la estrategia ortodoxa (data 1652, Cipolla), tales como China, Italia, Francia, España, caracterizada desde un punto de vista organizacional por las restricciones de movilidad obligadas y un órgano central que dicta las prescripciones normativas con un flujo de información vertical.
Igualmente, México se distingue del caso de Corea del Sur, Japón, Singapur, países cuya estrategia (con gran éxito) se apoya en las tecnologías de la información, con una estructura organizacional de tipo horizontal (a la Aoki, 1986, Horizontal vs Vertical Estructure of the firm): el sistema de alertas nacionales para teléfonos móviles avisa a los habitantes de distritos o localidades cuando se ha detectado un caso en su zona y enlaza a información detallada sobre los últimos lugares por los que pasó el contagiado.
En esos tres casos se trata de países pequeños que logran tener un control sobre la movilidad, el territorio y sus fronteras, difícil de aplicar en naciones con grandes extensiones territoriales y una heterogeneidad de infraestructura sanitaria, con una población con grandes problemas de acceso a la salud pública y a internet, como es el caso de México.
Una última estrategia (laisser faire) seguida por Inglaterra, Países Bajos y los países nórdicos, que no prescribirán medidas que restrinjan eventos multitudinarios ni recomendarán medidas extremas de distanciamiento social. En su lugar se desea que su población desarrolle la inmunidad.
La estrategia de México en gran parte se determina por su pobreza, sus diversidades demográficas, el acceso a los servicios de salud, su infraestructura y organización sanitaria (concentrada en los grandes centros urbanos), donde más de la mitad de su población económicamente activa se encuentra en el sector informal y sin prestaciones de seguridad social. La estrategia (caracterizada a la mexicana) se basa en la “vigilancia para fenómenos generalizados” (tipo la contaminación de la Ciudad de México y su gestión en horarios críticos). Al igual que los países nórdicos, se parte del principio de que una epidemia no se puede contener, se puede mitigar la velocidad y controlar.
Al respecto, México tiene una experiencia en vigilancia epidemiológica desde 2009. La estrategia se centra en tener información de estaciones de monitoreo de casos de Covid-19 distribuidas en el país (tales como consultorios de infectología); y mediante flujo de datos diarios, se dedicarán a obtener información sobre los brotes epidémicos a lo largo del país, por eso es intrascendente que se hiciera un testeo masivo desde la Fase 1, ya que eso está modelado para la Fase 2 y se irá focalizando en los lugares donde la epidemia tenga casos crecientes de contagio, para movilizar los recurso de acuerdo a las necesidades del flujo epidémico.


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